En los últimos años, la neurociencia está mostrando que estas expresiones tienen una firme base cerebral.
Annie Murphie Paul nos lo explica en un interesante artículo en The New york Times Sunday Review. Murphie nos muestra los diferentes niveles en los que se expresa en el cerebro la actividad lectora, mostrando por qué leer un libro puede ser una experiencia tan rica en emociones. Por ejemplo, un estudio de 2.006 mostró que palabras asociadas con olores ( perfume, café ) activiban el córtex olfativo primario de los sujetos que las leían. Un reciente estudio también ha mostrado que áreas muy concretas del cerebro relacionadas con la expresión sensorial se activaban al leer metáforas relacionadas con la textura: así metáforas como " el cantante tenía una voz de terciopelo " activaban el córtex sensorial de de los sujetos que las leían .
Los investigadores también han descubierto que expresiones relacionadas con el movimiento activaban el córtex motor, el área del cerebro que coordina los movimientos corporales. Pero la zona concreta que responde a la lectura, depende del tipo de movimiento; así , Véronique Bolulenger descubrió que expresiones que describían movimientos relacionados con el brazo activaban regiones del córtex diferentes a aquellas que describían movimientos relacionados con la pierna.
La lectura, por tanto, nos permite llevar a cabo una simulación de la realidad, que es completa cuando nos ponemos en el lugar de los personajes para experimentar sus pensamientos y sentimientos. Y esa habilidad podría trasladarse al mundo real . De hecho, hay estudios que indican que los individuos que leen narrativa de ficción con asiduidad parecen estar mejor predispuestos a entender a otras personas y a empatizar con ellas.
Extraído del Blog " El giro cognitivo " de Evelio Martínez Cañadas .
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